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Tema de rol de prueba

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Tema de rol de prueba Empty Re: Tema de rol de prueba

Mensaje por Charlotte Mar Mayo 14, 2013 4:51 am



Se me habían apagado las luces, para que abrazara a la oscuridad...
Pero siempre nos hemos perdido en la tormenta de nuestras almas.
Una redención más allá del bien y el mal.
En nuestros corazones, algo mantiene el dulce hablar con la desesperación
Y continua caminando, más allá de la esperanza.
~Sleepwalking past hope - H.I.M.

Muy dentro de sí misma... en realidad odiaba las noches como esta. No era por el clima, ni tampoco por el gigantesco astro lunar plasmado en el lienzo nocturno que incluso, resplandecía más elegante y puro que el Sol para guiar los pasos de seres como ella. Ni siquiera por el lugar en el que se encontraba, casi de forma forzosa ya que... ¿Qué clase de buen comienzo sería el llegar apenas a la ciudad y atacar a un transeúnte... o mejor dicho, a la mascota de un transeúnte?. La razón de su resentimiento era ni más ni menos que la sed de sangre. El viaje hasta la capital de Roselure había sido bastante largo y por demás, extenuante. Si a eso le sumamos que su moral le impedía alimentarse como cualquier otro vastago, no era nada de extrañar que la avidez empezara a hacerle extraviar poco a poco la lucidez -y la paciencia-. En realidad, solo pocas veces en su vida hubo bebido sangre humana, era más que una osadía contra una persona inocente y contra su propia humanidad... aquella que luchaba por conservar cada noche de su existencia. Era simple, el coste de su supervivencia recaía en las bestias de la tierra, y aunque reconocía que era cercano a un suplicio estar con esa aridez en las entrañas la mayor parte del tiempo... bueno, ¿Qué otra cosa podría hacer si quería seguir pisando la tierra de los vivos, sin sentir tanto remordimiento a cada paso que daba?

A veces... se preguntaba cuanto tiempo en verdad podría continuar de dicha manera, luchando quizás en vano. El miedo era un compañero invisible y eterno, siempre a su lado aún en los momentos en que no se daba cuenta de su estadía, y cuya voz era representada y oída únicamente en sus pensamientos. No le podía callar con facilidad, tampoco le dejaba descansar del todo. Ya no sabía si es que tenía más temor a perder aquello que le conservaba... piadosa, si; o simplemente a lo que pasaría después de ello. Era por esa circunstancia que todavía en el instante en que sus colmillos se despegaban de la piel perforada de su pequeña víctima y ponía fin con esto a la caza aquella velada de invierno, ella no tendría el valor de levantar la mirada.


-¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Alguna vez te has mirado en un espejo? ¡Simplemente no entiendo como puedes permanecer así!
- Tu... tu no tienes derecho de juzgarme. Nunca estuviste cuando más necesité, no me enseñaste lo que debíamos saber para subsistir apenas desperté... a-así que yo busqué mi manera, sin sentir que enloquezco con la culpa de llevar varias muertes de inocentes a mis espaldas.
- ¿Pero acaso te parece lindo solo beber de bestias? ¿Quedarte con esa penuria en las entrañas?
- No... ¿Pero eso te molesta? Jamás te he pedido algo, y menos he cazado o traído un animal dentro de esta casa para provocarte nada. Así es como sobreviví todos estos años sin tí, sin nadie...
- ¿Vas a recriminarme eso en cara? ¡Todo el tiempo me miras así, como si me lo reprocharas a cada instante noche y día!
- Te equivocas... yo nunca lo he hecho, Kristoph... - Murmuró la joven con fatiga.
- Mírame a los ojos - Le dijo, mientras le tomaba del mentón a la fuerza para así, obligarle a que le encarara - Lo tuyo no es solo cansancio y hambre... desde el fondo vives recelando de mi, lo veo en tus orbes. No quieras mentir a alguien más antiguo que tú.
Ella removió la mano ajena de su barbilla, desviando la mirada - Si crees que es así, ¿Entonces cómo puedes tú vivir a lado de alguien que no confía en ti? Por que si es momento de ser sinceros... nunca lo he hecho - Le reveló ella al fin, con acritud.
Aquello, fue un golpe más que a su orgullo de Sire... de padre, o al menos eso que él siempre quiso ser para ella. Podría haberlo esperado de cualquiera, menos de ella. -...Llévate esa criatura lejos ahora, desaparécela y vete olvidando de esa miserable dieta de animales. No me importa que quieras hacerte la mártir, mientras vivas bajo mi techo harás lo que yo te diga - Le soltó, sin otra cosa que pudiera decir que no fuera eso, ya que... le dejó sin más palabras para combatir. Le dio la espalda, dispuesto a retirarse... debido a que le dejó indefenso en su interior, vacío, sin nada.
- ¿Te escuchaste ya? - Le preguntó la chica, exacerbada por lo que fue dicho a su persona. Sus ojos se encontraban abiertos de par en par porque, creía en parte inaudita aquella declaración si es que tomaban en cuenta la razón de por qué ella estaba con él. El hombre se giró en su dirección. - ¡En primer lugar nunca quise ni te pedí vivir en tu casa! Fuiste tú el que me trajo aquí casi con súplicas! Yo... y-yo nunca...
Al quedarse dudativa y posteriormente muda frente al severo cambio de mirada entre duda, enojo y amenaza del mayor, él cuestionó casi en un tono amenazante -... ¿Tu nunca qué?
Al final, no tendría otra alternativa que decir la verdad, aquella que le calló por años al estar a su lado, sin embargo...-...Nada, Kristoph... - Guardó silencio de forma amarga y timorata, técnicamente sumisa.
- Habla - Le replicó él con una severa firmeza. A decir verdad, ese condenado también tenía miedo de escuchar lo que saldría de los temerosos y sufridos labios de su chiquilla... pero, no podía vivir más tiempo en una mentira, nunca más.
- ¡Olvidalo Kristoph! - Le pidió, presa de un nudo en la garganta.
- ¡No! ¡Habla de una vez y deja de ser una cobarde Charlotte!
- ¡Yo jamás quise estar contigo una vez te conocí! Míranos nada más, ¡A pesar de tanto tiempo juntos seguimos siendo un par de extraños! ¿No lo ves? Yo no te amo como crees y tu tampoco a mí, ¡Sólo estás obsesionado! - Confesó, al borde de la histeria y el llanto.
Ambos quedaron estáticos, dolidos... no obstante, lo dicho nunca podría borrarse de sus mentes. El silencio se tornó desesperante, y absurdo era el hecho de que este gritara en cada rincón de la sala mientras lo entredicho hacía de las suyas, en cada uno de manera distinta.
- Esto que tenemos... no es vida Kristoph. T-tengo que irme de aquí, no podemos seguir así o de lo contrario...- Una sonora bofetada le hizo callar abruptamente, cuando ella buscaba terminar el asunto de una vez por todas. Con la cabeza ladeada por el golpe, solamente pudo llevar su mano a la mejilla que había sido mancillada y cerrar sus ojos. Ya no estaba segura si quería llorar o sencillamente salir corriendo... - Se acabó.
No mencionó nada más, su voz se quebró. Solo dio la media vuelta, en dirección a la puerta de entrada a la mansión por las pocas pertenencias que desde un principio había llevado consigo. Lo que Charlotte no sabía, es que ese sería completamente contrario a sus palabras, el comienzo de una tragedia.
Noviembre, año 1632.
Largó un grave y silencioso suspiro, antes de dejar el bulto de tierra tras de sí. Cuando pudo mirar bien a su alrededor se dio cuenta de que se había adentrado en el bosque posiblemente más de lo que debería, instada por el hambre claramente. Un error que podría ser mortal. El cantar de los grillos, para su suerte fue lo que le recibió al momento en que sus sentidos y su ser volvieron en sí. Lo preocupante del asunto es que, tenía que salir de allí lo antes posible si no quería convertirse en la presa de un.... hombre lobo. No era para nada ignorante de estos individuos, personalmente ya había tenido un encuentro con ellos lo demasiado perturbador como para desear uno mas, a pesar de que no haya sido frente a frente. Apresuró el paso con cautela y el mayor cuidado que pudo poner en ser silente, cubriendo bien la piel que quedaba al descubierto no para no tener frío, sino para que el viento no llevara de lleno consigo su aroma, y este fatídicamente llegara a fosas nasales ajenas y más desarrolladas que las suyas. Muchos, muchos recuerdos se le venían a la cabeza en tan agobiante situación; poca era la capacidad de conservar enteramente la calma... y lo único que restaba era seguir andando rápido para salir de allí, con fobia y culpabilidad.

"Esta senda... la salida es por aquí" Un poco de tranquilidad le sobrevino cuando pudo apreciar frente a sí un camino que alcanzó a reconocer, de entrada al boscaje.... no obstante, ¿Realmente esperaba la chica que le fuera tan fácil? Lo inevitable siempre llega a tí, así estés en el lugar más seguro del mundo o en el fin de él. Verdaderamente no importa mucho el sitio si es que el destino aguarda algo infausto para cualquier persona, lo merezca o no. Su dejo de esperanza se convirtió en turbación en el instante en que comenzó a escuchar ruidos desde lo alto de un árbol, cual animal salvaje trepando sin fin hasta llegar a la cima. El desesperante movimiento de las ramas, a sus oídos fue como el de pasos fuertes y apresurados tras de ella... tal que si fuera una cacería en busca de su cabeza. ¿Y si era uno de ellos, si le habían percibido ya? ¡No! ¡Ella se habría dado cuenta ya estando tan cerca entonces! Habría olisqueado el aroma raudo y almizclado que esos seres desprenden, estaba segura... por lo que, contuvo el temblor y se obligó a seguir caminando. A lo mejor se trataba simplemente de un cuadrúpedo cualquiera, cosa por la que se esforzó para percibir cualquier anomalía en la brisa, algún olor característico... pero nada; ni siquiera el de un vampiro o un humano. "No... debe de ser nada, de tratarse de un licano ya hubieran... no" Negó y negó entretanto forzaba a sus piernas a moverse y avanzar. Era una locura tan solo estar allí y no en la ciudad, quieran los cielos que se le dejase escapar... con no-vida. "¡Basta! Si fuese alguien de temer ya te habría atacado antes de permitirte nada, ¡Vamos!"...

Lo que en ningún segundo se puso a pensar es que... existen otras criaturas muy ajenas a las escasas especies que ella conocía, posiblemente más peligrosas que un hijo de Gaia. Un ruido metálico hizo eco y rebotó de rama en rama en aquél fasto árbol, y al unisono sus ojos se entrecerraron, su mandíbula y todos sus músculos se tensaron. Quedó quieta y sus cuencas de color vino miraban fijamente en frente, al origen de esa eufonía sutil que al final no le anunció otra cosa que no fuera: Peligro. Sobre el césped, a escasa distancia de sus pies una navaja había caído, y esta reflejaba en su hoja todo el brillo de la luna de una manera tan sepulcral que le erizó los bellos de la nuca. Se enraizó al suelo cual si fuera un árbol más, inmóvil como una piedra gracias al pánico. No estaba sola... y cuando algo más empezó a bajar de allí mismo, supo que ya no habría una escapatoria segura.
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Mensaje por Charlotte Mar Mayo 14, 2013 5:13 am

Sustancialmente, aquél era un momento que rallaba en el delirio, técnicamente se hallaba entre una especie de pesadilla. El aire entraba y salía de su boca sin ruido pero sin pausa, nervioso, como si con ello pudiera evitar que su alma saliera de su cuerpo debido al pánico. El avanzar era enfermizamente pesado, el ambiente no podría estar más tenso... allí no había rastro de cordura. Por alguna extraña circunstancia -quitando el miedo de por medio- ella NO quería llegar hasta el cadáver... Por que sí era un cadáver, ¿O no?

- Como si no hubieses visto un muerto ya, cariño... Deja de asustarte como una niña y quítale el cuchillo del cráneo de una vez... aunque yo en tu lugar mejor le dejaría allí, querida - ¡Lo único que le faltaba, esa maldita voz en su cabeza! Sus ojos entonces se abrieron cual si sus párpados hubiesen desaparecido, al igual que su boca quedó como si la quijada se le dislocara repentinamente. Sucedía que, en muy escasas -y riesgosas- situaciones donde la demencia y el terror se apoderaban de su pobre entorno y la fobia le asediaba, la razón estaba completamente fuera de su comprensión pero, su sire... o mejor dicho, la voz de su creador se presentaba en sus pensamientos. A veces con burla, la mayoría con cinismo y otras mas bien como una llamada de atención; o las tres. Una vez había escuchado que eso sólo les pasaba a los más viles hijos de Caín, aquellos que osaron devorar la sangre y alma de sus progenitores, ya que justamente se habían tragado su esencia y esta habitaba sin descanso dentro de ellos... pero este definitivamente no era su caso. ¡Entonces no se explicaba por qué demonios seguía oyéndole, cuando él se encontraba soberanamente muerto! No era tampoco que lo detestara, es que simplemente NO ERA NORMAL. Le quiso siempre como un padre, sufrió su pérdida como cualquier hija hubiese hecho, estuvo devastada... aunque temía que esa devastación se hubiera llevado parte de su racionalidad, o quizás se tratara de una maldición. A veces estaba en su cabeza, otras eran breves susurros en su oído en las horas de vigilia, unas más era tal como se puede escuchar a alguien hablar al otro lado de una habitación en medio de la soledad, el silencio y la oscuridad. Explicárselo a sí misma era inútil, evadirlo otro tanto y contárselo a alguien -si pudiera- definitivamente no sería la mejor idea. Solo esperaba que el ánima de ese vampiro no estuviera vagando sin descanso por su suicidio... peor aún, que lo hiciera junto a ella. ¿Qué desdicha más trágica podría descubrir un vastago, como que aún al final de sus noches, no encontrara otra cosa que seguir vagando, ahora sin cuerpo y sin vocablo? En ese entonces, Charlotte prefería pensar que estaba loca.

- No ahora, por favor... No cuand... ¡NO PUEDE SER! -...¿Qué era peor? ¿Tener que hacerte cargo del cuerpo, o tener que ver como ese cuerpo no estaba tan inerte como creías? Porque este hacía el esfuerzo de levantarse como si... como si solo hubiese sido una caída común, como si nada más hubiese pasado. Sus movimientos eran casi mecánicos, inhumanos, y cada uno de ellos se acompañaba con el más terrible crujir de huesos y articulaciones retorcidas. Las piernas de la chica tambalearon en su sitio... pues no pudo moverse de otra forma que no fuera con temblores de pies a cabeza, mientras sus incrédulos y horrorizados ojos se clavaban en aquél sujeto que luchaba, en su deformidad, de levantarse y mantenerse erguido. Charlotte comenzó a sudar en frío, un sudor ligeramente sangriento entretanto el ritmo de sus exhalaciones aumentaba desaforadamente. Casi cayó de espaldas frente a semejante... ¿Aberración? ¡Es que se suponía que había fallecido! ¿Era humano para empezar? ¿Alguien como ella, otro inmortal? ¡Ni siquiera los vampiros más resistentes podían hacer lo que ese hombre con tanta facilidad! A menos claro, que hipotéticamente se tratase de alguno muy antiguo y poderoso... sin embargo lo dudaba mucho. Todos los condenados despedían un perfume y un aura demasiado particular para aquellos que tuvieran la facultad de describirla. La esencia de los cainitas olía dulce; no obstante, la de ese ser era.... extraña, única. Le recordaba a algo... ¿Pero qué?

- Jajajaja ¡Te lo dije! -
Mirar, solo mirar quieta e intentar no caerse era lo único que le quedaba. Esa sería la segunda vez en su existencia que se aterraba de tal manera, quedándose atónita al grado de que temía, además de al varón en sí, que su estupefacción le impidiera incluso defenderse en caso de un ataque repentino por parte del ajeno. ¿Lo que aguardaba ahora? El individuo podría hacerle cualquier cosa, probablemente era más peligroso y hábil de lo que parecía, y aunque aún se mantenía reacomodando sus miembros -en especial su cuello- no le parecería extraño que en cualquier segundo arremetiera contra ella. En conclusión, la no-muerta esperaba cualquier cosa, cualquier cosa excepto...

- Hola... - Ho... ho... ¡¿H-hola?! - Fue automático contestar lo mismo que él, entre saludo y pregunta. Sin embargo, esto fue con una gran exaltación. Tuvo que sostenerse en un árbol cercano a su lado para no colapsar, al no poder conservar más el equilibrio. Era demasiado, la conmoción le hubiera hecho mal de ser humana. Vaya, que hasta tenía suerte de que su corazón no latiera, o seguro se hubiese acelerado tanto que dejaría de responder en el preciso instante en que fue saludada por quien ella creyó deceso. Y el "resucitar" no significaba que dejara de verse igual de tétrico, era todo peor. El olor de su sangre resbalando por la cabeza ajena en pesadas gotas se lo llevó la brisa del viento hasta las narices para colmo de males, acrecentaba su turbación en sobremanera... aunado a esa fija, inquietante y angustiosa mirada de ojos violeta, que bien podría ser la guinda del pastel para quitarle la cordura a cualquiera en esa situación.

- Q... que... ¿Qué eres? ¿Quién eres? Estas... - Cayó en la cuenta de que sería casi estúpido preguntar su estado, lo estaba viendo en carne y hueso; ¿Pero qué otra cosa podría preguntar? - ¿P-puedo ayudarte? - ¡Habría que ver hasta donde llegaba su amabilidad! ¿O habría tenido suficiente para perder la cabeza?

- Oh, aquí vamos de nuevo... -
Charlotte
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